
La muestra, impulsada en el marco de la campaña europea ‘End the Cage Age’, lleva al Congreso la realidad de los animales de granja y reclama el cumplimiento del compromiso de la Comisión Europea de prohibir este sistema.
El Congreso de los Diputados se ha convertido esta semana en el escenario de una reivindicación crucial para el bienestar animal en Europa. La Sala Ernest Lluch acoge desde el pasado lunes 17 hasta el 28 de noviembre una exposición fotográfica impulsada por la coalición ‘End the Cage Age’ en España, cuyo objetivo es confrontar a los representantes políticos con la dura realidad que viven millones de animales confinados en jaulas en España y en el resto de la Unión Europea.
Una deuda pendiente de la Comisión Europea
Esta acción se enmarca dentro de las movilizaciones de la coalición ‘End the Cage Age’, de la que INTERCIDS es miembro, y que logró reunir más de 1,4 millones de firmas validadas a través de una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE). A pesar de que la Comisión Europea se comprometió a presentar una propuesta legislativa para acabar con las jaulas antes de finales de 2023, los plazos se han dilatado, generando una profunda preocupación en las entidades de protección animal y en la ciudadanía.
La exposición no es sólo una muestra artística, sino también una herramienta de reivindicación. Las imágenes documentan las condiciones de hacinamiento y privación de comportamiento natural que sufren gallinas, cerdos, conejos y otras especies en el sistema ganadero industrial.
La presencia de estas imágenes en el Congreso de los Diputados envía un mensaje claro: es hora de que Europa de el paso definitivo para legislar a favor de un sistema alimentario más ético y sostenible, donde el sufrimiento innecesario del confinamiento en jaulas sea cosa del pasado.
Desde INTERCIDS, como entidad miembro de la coalición ‘End the Cage Age’, apoyamos esta iniciativa y nos sumamos a la exigencia de una transición legislativa urgente. La demora en la prohibición de las jaulas no solo perpetúa un sistema obsoleto y cruel, sino que desoye el mandato democrático expresado por los ciudadanos europeos. Como operadores jurídicos, recordamos que la evolución del Derecho debe ir a la par con la sensibilidad social y la evidencia científica sobre el bienestar animal.